Me asfixia la soledad
y sin embargo río,
es que no quiero
comprometer
esta angustia
infinita
con los que viven
de la mano con la
dicha.
Pinto mi rostro y
hago reír
pues me gusta la
gente feliz;
… qué importa si
acaso
ruedan mis gotitas de
agua
al vacío de mi
existencia.
El tiempo va de
puntitas, callado
y no quiere cargar
mis penas,
está bien, mejor para
él
pues no quiero ver al
tiempo triste
por mi culpa.
Ahora te contemplo
como una efímera
nube,
como una avecilla de
paso
y grito en silencio
este dolor que va
extinguiendo
la llamita de mi
vida.
Ámense, rían, únanse,
dense la mano
y no sufran ni lloren
que eso me hace
sufrir más.
Autor: Oswaldo Sánchez Antón (Mi padre)